Una Lágrima en la Oscuridad
 

   Autor: El Gnomo del pergamino.




    Capitulo 1.- El Cristal Negro.

Introducción.-
        Todos los nombres utilizados son los mismos de la traducción del anime al español, por  ejemplo: Umi =Marina, Hikaru= Lucy, Fuu= Anais, Ferio=Paris etc. para evitar confusiones..
        Si nunca has visto la serie no importa, el relato es totalmente independiente a la trama de la  misma y se anexan comentarios de como llegaron ahi, o de como obtuvieron tal o cual poder.
        Para los que ya la han visto, la aventura transcurre  un poco despues de que Presea les crea sus armas con el mineral "escudo", es decir aún no han despertado a ningun Genio.
 
 

        Lucy, la inquieta jovencita de 14 años, examinaba su recién adquirida espada, La empuñadura ajustaba perfecta al contorno de su mano, la division entre ésta y la templada hoja de acero era un  muñón de tonos rojos y amarillos. No pesaba gran cosa, la movía con suma facilidad. Le entristecia saber que por esta arma, Presea había entregado su vida. Ya habían trancurrido dos dias del suceso, Marina, Anaís y ella, despues de una fatigosa jornada en la que sufrieron lo indecible para conseguir el Mineral Escudo, material necesario para construir las armas especiales de Guerreras Mágicas, el cual la misma Presea les pidió que encontraran. Ese dia, mientras Presea creaba las armas, un monstruo las atacó, Lucy, Marina y Anais pelearon ferozmente contra él y lo derrotaron, pero en el transcurso de la lucha, el monstruo hirió mortalmente a Presea. En sus últimas palabras alentó a las 3 chicas a que continuaran adelante con su misión.
         Con una enorme tristeza se despidieron de ella, la primer  víctima fatal en esta despiadada lucha contra Zagato.
        Todo comenzó dos semanas antes, en una excursión a la torre de Tokyo, en la que concidieron los colegios de Lucy, Marina y Anaís, ellas tres escucharon una voz interior que dijo simplemente: "Guerreras Mágicas, las convoco..." y de pronto se encontraron flotando en el aire eso fué el principio de todo, poco despues se encontraron con el Viejo Hechicero Guruclef (Con aspecto de niño, por cierto), el  cual les explicó a medias su misión ya que fueron interrumpidos por una hechicera: Alanis, antigua alumna de Guruclef, ahora bajo las ordenes de Zagato. Ellas tuvieron que huir en un pájaro mágico que Guruclef creó, seguidas de cerca por Alanis, Guruclef no pudo hacer nada, ya que fué atacado a su vez por el mismísimo Zagato y fué convertido en piedra. Lucy no tuvo más remedio que enfrentar a Alanis y utilizó por primera vez la magia que Guruclef  le concedió, la cual estaba relacionada con el fuego y con esto venció a Alanis.
        Lo que alcanzaron a comprender de la  breve explicación que les dió Guruclef  fué que, ellas tres fueron seleccionadas y traidas a éste  mundo: Céfiro, desde la Tierra ( ó Mundo Místico como lo conocían los habitantes de Céfiro) por la  Princesa Esmeralda, la cual se encontraba cautiva en poder de Zagato. Debían vencer a Zagato y  rescatarla, sin embargo Zagato era muy poderoso, por lo que primero tenian que convertirse en las  legendarias Guerreras Magicas, al conseguir ésto podrian despertar al genio (Creían que sólo era uno cuando en realidad eran tres)  y con ayuda de él, sin duda alguna derrotarian a Zagato. El problema era que La Princesa Esmeralda era El Pilar de Céfiro, es decir, Un pilar es aquella persona que  mediante sus oraciones y buenos deseos, mantiene la estabilidad y armonia de todo el planeta Céfiro si el pilar deja de cumplir su función, todo el planeta entraria en un caos ascendente, aparecerian  monstruos y seres malignos, la naturaleza y los animales fallecerian poco a poco y finalmente los  mismos habitantes, hasta que todo el  planeta quedara muerto, arido y sin vida. Céfiro se rige por la  voluntad de las personas, cuanto más fuerte es la voluntad de una persona, más poderoso es. Y la persona con la voluntad más fuerte se convierte en El Pilar. La princesa Esmeralda era El Pilar de Céfiro hasta que Zagato,antiguo guardian de ella,  la raptó. Una antiquisima leyenda de Céfiro  cuenta que cuando ésto suceda (Y sucedió) las legendarias Guerreras Mágicas vendrán del mundo  místico para rescatar al El Pilar, de otra manera Céfiro estará condenado a la extinción total.
        La  única indicación que recibieron de Guruclef, fué la de ir al bosque del Silencio a encontrarse con Presea, quien les facilitaria las armas, pero no fué tan sencillo como ellas pensaban, Presea a su vez las envió por el mineral escudo, ya que de éste mineral tan especial se creaban las armas de Guerreras Mágicas y Presea tenía el don de hacerlo. Obtuvieron las armas, pero Presea estaba muerta.
        Ahora se encontraban ahí, varadas, indecisas de continuar su misión, una terrible pena les inundaba el alma, se dieron cuenta que no era fantasia, que era la cruel y triste realidad, las personas morían y ellas no podían hacer nada para evitarlo.
        —Lucy, no estés triste, me parte el corazón verte así —Le dijo cariñosamente Marina mientras la abrazaba.
        —Una espada, vale la pena una vida por una espada...—Dijo amargamente, mientras rascaba  un poco de tierra con la punta de su espada.
        —Lucy, no importa la espada en si, lo que importa es su significado, el legado que nos dejó Presea, a mi tambien me duele su muerte, pero ahora ya no hay remedio, si nos damos por vencidas todo habrá sido en vano.—Comentó Anaís. La muerte de Presea había afectado más a Lucy que  a las demás, ya que desde un principio se identificó con ella, y a pesar de que convivieron muy poco con ella, Lucy la llegó a apreciar mucho.
        —La Princesa Esmeralda confía en nosotras—Agregó Marina
        —Y Guruclef.
        —Tienen razón, hice mal, solo pensaba en mi misma, soy una egoista.—Dijo Lucy cabizbaja
        —No digas eso Lucy, de ninguna manera eres una egoista. Esta bien que te pongas triste, es normal, debes desahogarte, te propongo que grites con toda tus fuerzas, eso ayuda.—La consoló Anais. Incluso Nikona, acarició con su esponjado cuerpo un pie de Lucy.
        —Lo haremos las tres juntas—Dijo Marina. Las tres ya tenían lágrimas en los ojos.
        —Gracias amigas, lo haremos a la cuenta de tres : 1, 2, 3....—-Los gritos se ahogaron en las profundidades del Bosque del Silencio, un lugar extraño, donde la magia era anulada por un misterioso cristal negro hasta que Anais lo rompió poco despues que abandonaron a Presea la primera vez. Ahora sin la protección del Pilar, el cristal negro surgió de nuevo, inhibiendo los poderes mágicos en todo el bosque, algo que ni siquiera el poderoso Zagato podía evitar.
        En el salón  principal de la fortaleza negra, Zagato veía como se esfumaba la imagen de las tres guerreras en el cristal mágico, aquello era algo de importancia y no debía ser pasado por alto por lo que convocó a Nova, su fiel sirviente y segundo al mando de sus Huestes.
        —Esto es muy extraño Nova, de nuevo la magia dejó de funcionar en el bosque del silencio, algo que desconozco está sucediendo en ese lugar.—Dijo Zagato
        —¿Se deberá a las Guerreras Mágicas mi señor?—Subrayó Nova, su voz era segura, nadie se explicaba como podía estar tan tranquilo al lado de Zagato.
        —No, ellas no tienen tal poder—Dijo desdeñando la importancia de Las Guerreras Mágicas, para él eran insignificantes— envía a alguien a investigar.—Ordenó.
        —Si señor, enviaré a Kaldina.—Contestó Nova.
        —No, a ella no, envía a Imadia.—Replicó de inmediato Zagato.
        —¿Imadia, señor?...Pero ella...—Exclamó con asombro Nova.
        —Haz lo que te ordeno.—Dijo terminante Zagato.
        —Si mi señor—Contestó Nova, sabia que era la última palabra de Zagato por lo que no tenía caso replicarle.Con una inclinación de cabeza  se retiró de ahí dejandolo solo.
        Nova tenía bien fundada su sorpresa: Imadia fué una guerrera que se alzó junto con algunos otros en una revuelta contra la Princesa Esmeralda. Tuvieron algunas victorias, tomando algunos pueblos hasta que Zagato intervino, aplastó inmisericorde a la pequeña rebelión y a la lider Imadia, la convirtió en piedra, condenandola a una prisión eterna, en la oscuridad y olvido total del hechizo de roca. En aquellos tiempos Zagato era muy cruel, pero cumplia eficientemente su función de guardian del  El Pilar de Céfiro.  Ahora, Zagato queria que  Imadia despertara de su letargo, se pusiera a su servicio y que incluso cumpliera una misión para él. Nova dudaba que ella aceptara, sin embargo debia obedecer las ordenes de Zagato sin cuestionar.  Llegó al Gran Salón de las 5 fuentes, un lugar pentagonal donde por cada pared escurría el líquido eterno de las aguas diáfanas, en el medio se alzaba una enorme columna y alrededor de ésta los cuerpos petrificados de los desgraciados que tuvieron el infortunio de enfrentarse a Zagato. Nova sabía muy bien a quien estaba buscando, fué directamente hacia ella y...para una persona fuera de Céfiro le sería muy difícil comprender como funciona el asunto de la voluntad, pero en el momento que Zagato lo decidió, El hechizo de roca dejó de surtir efecto en el cuerpo de Imadia, cayó al suelo desmayada, ante la mirada impávida de Nova. Los efectos colaterales del hechizo pasaron muy pronto, Imadia vió la luz de nuevo, renacía por segunda vez y no era nada agradable. Lo último que recordaba era su infructuosa lucha con Zagato y ahí, mientras se retorcía en el suelo, levantó la vista, buscando su peor pesadilla, buscando a Zagato. Pero sólo vio a un hombrecillo, al que desconocía por completo: pálido, alto, el cabello un poco largo a la altura de su barbilla y de un raro color violeta. Intentó incorporase pero sus piernas no le respondieron, tan sólo pudo ponerse de rodillas.
        —Los efectos se disiparán por completo en unos minutos, mientras tanto te daré los detalles de tu misión—Le dijo secamente Nova, ella estaba por completo atónita. No tenía ni idea de lo que estaba sucediendo.
        —Q-quien...e-eres..tu-u—Balbuceó
        —Mi nombre es Nova, estoy al servicio de Zagato, tal y como tú lo estás ahora.
        —¿Z-zaga..to?N-o puede s-ser, él...el..¿Don-de esto-y?—Preguntó desconcertada.
        —En la fortaleza negra, por supuesto.
        —R-recuer-do a Nov-a, el es...un...
        —¿Animal?, tienes razón, cambié, pero eso no importa ahora,  te explicaré tu misión...—Mientras Nova hablaba, detras de una de las paredes de agua , una figura misteriosa escuchaba el diálogo con sumo interés y meditaba sobre el asunto: Así que Zagato decidió despertar a Imadia, eso era preocupante, lo que indicaba que Zagato prefería confiar en una desconocida que confiar en ellos, no lo iba a permitir se le adelantaria y él resolvería el asunto.
        Cuando Nova terminó de hablar, la figura misteriosa desapareció. Imadia no tenía opción alguna, no podia desafiar a Zagato ya que era muy poderoso, aunque como veía ahora, las cosas eran diferentes, en cuanto Nova le dijo que Zagato traicionó y aprisionó a La Princesa Esmeralda, un brillo resplandeció en sus ojos. Era algo inconcebible, pero había sucedido, algo que trató de hacer ella, Zagato lo logró. Si  colaboraba con Zagato, tal vez llegaria ser su lugarteniente y ¿por que no?, ocupar el lugar de Nova.
        En el Bosque del Silencio, las tres chicas continuaban con su jornada, aún con los ojos enrojecidos, pero más repuestas de la terrible pérdida, seguian en silencio a Nikona, el indefinible animal que las guiaba y las proveía de todo lo que necesitaban. Este pequeño animal parecido a una bola de peluche blanca, con unas encantadoras orejas, tenía un rubí en la frente, cuyo poder salía de la compresión del mismo Guruclef, no era magia, y no podía utilizarlo en forma agresiva para un ataque, tal y como lo hacían Lucy, Marina y Anais, con sus respectivos poderes. Nikona fué durante algún tiempo la mascota de Presea, y Guió a las chicas hasta la fuente de la eternidad, lugar de producción del mineral escudo y ahora las guiaba al lugar donde descansaba el Genio Ceres, al cual debían despertar y solicitar su poder. Nikona daba pequeños saltos y al caer emitia un gracioso "puu-puu", las chicas no sabían si se debía al golpe o lo hacia por gusto.
        Al cabo de unas horas de camino, sintieron cansancio, a pesar de que las tres tenían buena condición, la caminata las había dejado exhaustas. Decidieron que era tiempo de descansar, ya oscurecia y el estomago les gruñia de hambre. Nikona de inmediato con una luz brillante del rubí de su frente, les apareció un dormitorio. La primera vez que lo vieron se preguntaron de donde rayos sacó el diseño Nikona, su forma era la de un huevo con unas asideras a los costados (No creían que Nikona conociera la tradición de los huevos de pascua) con una curiosa puerta al frente, tal vez las casas donde vivian los de la especie de Nikona eran  así.  Dentro había una mesita con la comida servida y los cubiertos listos (En los platos, cubiertos y servilletas estaban impresos los nombres de cada una ellas) En ciertas cosas era impresionante lo detallista que era Nikona.
        —Anais—Le comentó Lucy mientras comía—¿no estas preocupada por Paris?
        —Lucy, no hables con la boca llena, te vas a atragantar—La amonestó Marina.
        —Claro que si ¿pero por que me lo preguntas a mi?—Le contestó Anais.
        —Vamos, ya sabemos que te interesa —Dijo Marina, las mejillas de Anais se pusieron tan coloradas que casi sale humo de ellas.
        —No se de que hablan- Se hizo la desentendida, mientras agachaba la cabeza y se concentraba en sus alimentos, Lucy y Marina cruzaron una pícara mirada.
        —Yo creo que estás enamorada—Le dijo Marina, insistiendo.
        —¡Ya por favor, no sigan con eso! ¿Podemos hablar de otra cosa?—Objetó Anais.
        —Claro que si, pero no tienes que mortificarte, es algo normal y natural—Dijo solemnemente Lucy.
        —Lucy, no sabia que eras una experta en cuestiones del amor —Le dijo marina.
        —Bueno, yo... realmente se un poco... quiero decir, he visto novelas...—Marina y Anais la miraron, como quien mira a un niño dando sus primeros pasos.
        —Lucy—Le dijo Anais tomandola de la mano—Descuida, todavia eres una niña
        —Todas somos unas niñas—Suspiró marina—me gustaria saber que se siente estar enamorada.
Por supuesto, Anais estaba confundida. Los sentimientos apenas afloraban en su joven corazón, a sus 14 años despertaba a la sensibilidad, ternura, preocupación, ansiedad del amor. Aquello que sentía ¿era Amor?, no estaba muy segura. Lo cierto es que sí estaba preocupada por Paris, de la misma manera en que estaba preocupada por Lucy y Marina, por su familia, por toda la misión y por una infinidad de cosas pequeñas, sutiles, como el hecho de que utilizara lentes, o de que su ropa estuviera limpia y lista para usarse, o de lo que las personas pensaran de ella, preocupada por esas pequeñas cosas insignificantes para algunos pero todo un universo para ella. Bueno, Tal vez un poquito más preocupada por Paris.  Ella deseaba con toda su alma que todo saliera bien, si no, jamás se lo perdonaría. Lucy la sacó de su ensimismamiento:
        —Si que te trae por la calle de la amargura—Le dijo, al tiempo que pasaba una mano frente a su cara de un lado para otro. —Será mejor que descansemos, mañana tenemos que caminar mucho.
        —Si nos damos prisa, tal vez mañana lleguemos a donde el genio y lo despertemos—Expresó con mucho entusiasmo Marina.
        —¡Y nos convertiremos en Guerreras Mágicas!—Exclamó Lucy.
        —Si tal vez....—Dijo Anais, luego agregó:—Vayamos a dormir...

        La oscuridad inundaba a todo el Bosque del Silencio, nido de bestias, monstruos y entes malignos. Ahí, en un pequeño claro en medio de tupidos arboles,  se recortaba la silueta del ovalado dormitorio, donde las tres chicas dormían placidamente, ajenas, al menos por unas horas del horror y  caos que se vivía en Céfiro. No muy lejos de ahi, en una despejada colina, el Cristal Negro se alzaba de nuevo. Era enorme, de unos 5 metros de alto, flotaba en el aire a pocos centimetros del suelo y tenía un estremecedor negro absoluto. Algunas bestias se movían a su alrededor como hipnotizadas. De vez en cuando, emitía algunos destellos que salían de su superficie como descargas electricas junto con un sonido que le enchinaría la piel al más osado. Era el sonido del miedo.
        Imadia entró a la taberna en la poca poblada aldea de Lorth. La mayoria de la gente había huido debido al constante ataque de las bestias y monstruos, debido a su proximidad con el Bosque del Silencio. De inmediato llamó la atención de las pocas personas en el lugar  que la vieron entrar, no era común ver a una mujer con atuendo de Guerrera por esos lugares. Fué directamente con el cantinero, pidio una bebida, después de tomar un poco le preguntó:
        —¿Donde está Gairok?—El cantinero se puso pálido, los demás alcanzaron a escuchar perfectamente, asi que todos guardaron un silencio total.
        —N-no lo conozco...—Dijo el cantinero.
        —Tienes 10 segundos para decirme—Dijo Imadia mientras daba unos sorbos a su bebida y contaba con la mente. Algunos parroquianos se acercaron por detrás y por los costados de Imadia, con sus armas listas, rodeandola. Ella continuaba inmutable, bebiendo.
        —..9...10—El último número lo dijo en voz alta, al momento, todos saltaron sobre ella. Se escucharon algunos silbidos de la hoja de su espada cortando el viento, algunos gritos secos, grandes  cantidades de sangre salpicaron el lugar, cabezas y  brazos cercenados salieron despedidos en todas direcciones ante la mirada de estupor del cantinero.
Imadia levantó la espada en alto, el cantinero empezó a chillar.
        —E-está encerrado..e-en...e-en la ..¡No me mate! ¡por favor!..
        —¿Donde está?
        —E-está en la j-jaula del alguacil, frente..frente a la plaza p-principal....—Imadia se dió la media vuelta y se fué. El cantinero suspiró de alivio mirando de reojo a los muertos, una escena terrible. Imadia al salir de la taberna volteó a verla, levantó la espada en alto y la dejo caer, tanto el suelo frente a ella como toda la taberna, estallaron en una forma de energía de una intensidad luminosa muy poderosa. Al observar satisfecha la destrucción continuo se camino hasta la jaula del alguacil. No tuvo ninguna dificultad con él. Fué a la sección de mazmorras. Había bastantes celdas aunque muchas desocupadas. No tenia el tiempo y la paciencia para buscar una a una así que desde la puerta principal gritó:
        —¡Gairok!, ¡donde rayos estás!—Una voz apenas audible, se dejó escuchar.
        —¿Imadia?, ¿Eres tu?—Ella, siguiendo la voz, llegó hasta la celda y de un golpe destruyó la puerta. Vió a un infelíz acostado en el suelo, con la ropa sucia y toda hecha girones.
        —Que patético te ves, vámonos, tenemos trabajo que hacer
        —¿Pero como...?—Preguntó Gairok, mientras luchaba por levantarse
        —No hagas preguntas imbeciles, ¿Cuantos bastardos hay en éste lugar?
        —No se, unos 15...
        —Nos los llevaremos.
        —¿A donde vamos?—Preguntó Gairok algo contrariado.
        —Al bosque del silencio —Concluyó Imadia
 
 

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