Una Lágrima
en la Oscuridad
Autor: El Gnomo del pergamino.
Capitulo 2.- Advertencia en el bosque
Marina despertó y observó a sus amigas quienes continuaban
dormiendo placidamente, le causó un poco de gracia ver que su largo
cabello azul tapaba por completo la cara de Anais. Con sumo cuidado lo
retiró tratando de no despertarla, entonces se dió cuenta
lo maltratado que estaba. A pesar de las inconveniencias había tratado
de cuidarlo lo mejor posible, sin embargo, las constantes batallas y el
consecuente polvo, viento, energía, etc. provocados por éstas
lo habían dañado. El baño que les había creado
Nikona contaba con lo necesario: Jabones, toallas, papel, incluso algunos
frascos con perfumes de olores indescifrables. Pero que iba a saber una
bola de peluche de acondicionadores, shampoos, tratadores, etc. Todos ellos
inprescindibles para la salud y belleza del cabello. Se quitó la
bata y se metió al baño, la tina ya estaba llena de agua
tibia por lo que supuso que Nikona andaba por ahi, solo ella podia crear
agua de la nada. Se introdujo a la tina y toda el agua se cubrió
con su cabello que flotaba en la superficie. A ella le gustaba sumergirse
a la altura de los ojos y ver el agua, se imaginaba que era el oceano,
movia las manos por debajo del agua y las pequeñas ondas que se
levantaban daban la impresión de verdaderas olas del mar. Sintió
que algo le tocaba la espalda por debajo del agua y brincó
sobresaltada fuera de la tina, derramando bastante agua, observó
la tina y vió algunas burbujas, entonces supuso quien era, Nikona
saltó hacia Marina haciendo su particular "puu-puu", ella la atrapo
en el vuelo y la tomó de las orejas, sacudiendola.
—¡Que susto me diste! ¡Lo hiciste a proposito!, ahora te voy
a enseñar a respetar a tus mayores—Lucy entró en ese instante.
Nikona se desembarazó de Marina hábilmente y saltó
hacía
Lucy, Marina corrió
detras de ella tratandola de atrapar.
—¡Deja que te agarré! ¡Nikonaaa!
—Marina, será mejor que te vistas te vas a resfríar—Le reconmino
Lucy aún somnolienta.
Llevaba su largo cabello
rojo alborotado, el cual normalmente trensaba en una cola. Anais
desde la puerta se divertía como Nikona hacia enfadar a Marina.
En otro lugar del Bosque del Silencio, Imadia se reunía con
Gairok y 6 sobrevivientes de las mazmorras, Gairok había tenido
que eliminar a 4 para que éstos entendieran que sus vidas ahora
pertenecían a la poderosa Guerrera Imadia. De hecho Gairok siempre
fué lo suficientemente poderoso como para escaparse de la Jaula
sin dificultad alguna, sin embargo la fuerza de la armonía que imponía
la Princesa Esmeralda por medio de su voluntad, mantenía a Céfiro
en una paz total y eso incluía a todos los criminales que simplemente
los mantuvo en un embotamiento dentro de las mazmorras, de esa manera no
causarian daño, algo cruel pero necesario. Cuando Esmeralda dejó
de orar por Céfiro todos los hechizos de tranquildad se rompieron.
Imadia se había adelantado por unas horas para hacer un reconocimiento,
le habia sorprendido la cantidad de bestias que encontró por el
cámino, a todas ellas las eliminó sin dificultad, sin embargo
no le agradaba pelear tan seguido.
—¿Algún problema?—Preguntó Imadia a Gairok.
—Nada que lamentar, perdimos a un imbecil que se dejó sorprender
por una extraña cosa negra, nos deshicimos de ella.—Contestó
tajante Gairok.
—Esto no es normal. Apostaría tu apestoso pescuezo que tiene que
ver con el Cristal Negro.
—No sé. Jamás oí hablar de él—Dijo Gairok.
—Ni yo. El Cristal Negro fué visto por algunas personas. Por lo
que dijeron parece que convierte a cualquier animal o humano en bestia,
así que hay que tener cuidado.
—No entiendo por que Nova se tomó tantas molestias en
enviarnos.—Dijo Gairok, uno de los asesinos exclamó:
—¿Nova?—Sabían bastante bien quien era Nova, y no ese explicaban
que tenía que ver Nova en todo ese endemoniado asunto. Imadia y
Gairok lo ignoraron.
—En este maldito bosque la magia no funciona, los mejores hombres de Zagato
son unos pusilánimes que sin la magia no son mas que basura.
—Vaya, vaya, eso puede ser una ventaja para nosotros.
—¡No digas estupideces!, Zagato nos arrancaría el corazón
si pensaramos en traicionarlo.
—¡Yo no quise decir eso!—Rápidamente se defendió Gairok,
no queria hacer enfadar a Imadia.
—Será mejor que nos movamos, el bosque es muy grande y solo tenemos
dos dias para encontrar ese Cristal.
—¿hacia donde?
—Nos moveremos en círculos cada vez más grandes, como la
concha de ese animal que se arrastra ¿Como se llama...?
—Creo que caracol...-Contestó uno de los proscritos.
—Si, ese, nos moveremos en espiral, de esa manera no andaremos a tientas
¡Vamos!.
Lucy, Marina y Anais observaron como Nikona desapareció el dormitorio,
dió algunas vueltas en el claro y salió botando hacia una
dirección, por un sendero, las chicas la siguieron.
—Como me gustaria que Nikona hablara, así nos diria a que dirección
dirigirnos y no estariamos detras de ella viendo como salta para un lado
y luego para otro—Dijo Marina
—No negaras que es divertida—Apuntó Anais.
—¿Divertida?, yo no le encuentro nada de divertida, lo que...¿A
donde va? —Exclamó de pronto Marina ya que sin previo aviso Nikona
saltó hacia unos arbustos, fuera del sendero.
—¡Nikon...!—Lucy se calló a mitad del grito, frente a ellas
surgió una bestia de unos 3 metros, verde, con la piel escamosa,
tenía la cabeza sumida en su fofo cuerpo, a sus costados sobresalían
dos largos brazos cuyas puntas terminaban en ganchos muy puntiagudos. A
pesar de su aparente peso, dio un rápido salto y mientras iba en
el aire, lanzó con intenciones asesinas su brazos, Lucy, que era
la que iba más adelante, dió un salto a un costado justo
a tiempo para evitar el letal aguijón,
el monstruo cayó
al suelo haciendolo cimbrar, Lucy cayó casi de rodillas y al momento
que tomaba impulso flexionandolas, sacó del abalorio rojo de su
mitón de la mano izquierda, su espada, la cual surgió
de la nada en un haz luminoso de fuego. Logró un impulso que
la hizo levantarse un metro y sosteniendo en alto su espada, dio un poderoso
tajo a la bestía, realmente la hoja entró muy poco
en la carne, pero la fuerza destructiva provocada cuando la espada partía
el aire, fué más alla aún,
formando una extensión
mortal de al menos 5 metros. la bestía cayó al suelo partida
en dos, en medio de su inmunda carne chamuscada.
—¡Sensacional, Lucy!—Le aplaudió Anaís.
—¡Son las espadas!—Dijo más sorprendida aún Lucy.
—¡Si que son poderosas! Presea sabía lo que hacia—Dijo a su
vez Marina, mientras examinaba su propia espada, la cual era mucho más
delgada que la de Lucy, la empuñadura tenía el diseño
de un dragón azul. En cambio la espada de Anais era grande y tenía
la hoja gruesa, parecia una espada muy pesada, sus colores predominates
eran el verde con tonos amarillos. Coincidentemente la ropa del uniforme
escolar que traía cada una era la misma que la de su espada: Marina
tenía una blusa de un color azul ultramar y la falda de un azul
pálido, lo único blanco en su vestimenta era la armadura
de Guerreras Mágicas que les había concedido Guruclef, un
peto y sus hombreras, sus mitones y las botas, que éstas últimas
le llegaban a la mitad de sus piernas y en cada una de las piezas llevaba
un abalorio azul. Anais por su parte tanto su blusa como su falda eran
de un color verde esmeralda y su armadura era igual a la de Marina, excepto
por las botas que le llegaban un poco arriba de sus tobillos y los abalorios
eran verdes. La blusa de Lucy era roja y su falda negra, la armadura identica
a las demás con unas botas que le llegaban abajo de las rodillas
y sus abalorios eran rojos.
Volvieron a "guardar" sus espadas en el mitón de sus respectivas
manos izquierdas. Nikona salió de su escondite.
—Esa bola de pelos siempre hace lo mismo—Dijo Marina—Cuando hay peligro
huye.
—No la regañes—Dijo Lucy mientras abrazaba a Nikona—Está
un poco asustada.
—Oh no—Exclamó Anais, Lucy y Marina voltearon a verla.
—¿Que sucede?
—Miren eso...—Dijo señalando entre unos arboles
—¡Otro monstruo!—Dijo con disgusto Marina.—Yo me encargaré
de éste—Sacó su espada y dió una carrera en dirección
al monstruo. Habilmente se encargó de él, utilizando el poderio
de su espada, luego regresó con las chicas.
—Ya son demasiados monstruos, creí que habian vuelto a la normalidad
cuando destruimos aquel extraño cristal—Dijo Lucy.
—¿Crees que tambien sean animales?, ¿como la vez pasada?—Le
preguntó Anais.
—Si, eso creo.—Contestó Lucy.
—No, no, no tiene lógica, destruimos ese cristal, debe ser por otra
razón—Intervino Marina.
—Debemos asegurarnos, tanto monstruo es peligroso para cualquier persona.
—¿Asegurarnos? ¿Como?—Preguntó Marina
—Yo recuerdo el lugar donde se encontraba el cristal.—Dijo Anais.
—¿En serio Anais?¿Como puedes recordar el lugar exacto? éste
bosque es muy grande
—Bueno es que...—Contestó algo indecisa
—Ah, es cierto, ahi fué donde encontramos a Paris.
—¡no es por eso!—Respingó de inmediato Anais.
—¿Y que importa por que haya sido?, ¿Por que no vamos alla
a dar un vistazo?—Dijo a su vez Lucy.
—Vamos, ¿Estas de acuerdo Nikona?—Preguntó Anais.
—¡Por que le preguntas a ese monigote!—Exclamó Marina.
—Bueno tal vez...—Sus voces se diluyeron a medida que se alejaban del lugar
donde yacian los cadaveres de las dos bestias. Unas hojas secas en el suelo
crujieron ante los pasos de una misteriosa persona que observaba como las
figuras de las tres Guerreras Mágicas se perdían entre el
follaje. Oculto, habia visto como eliminaron a los monstruos, sin duda
alguna eran poderosas y lo serían más si en realidad eran
las guerreras mágicas, cosa que no dudaba en lo más mínimo
al haberlas observado: Ellas eran las Guerreras Mágicas. Sus recuerdos
volaron a muchos años atras, cuando el siendo tan sólo un
niño, conoció a una Guerrera Mágica, era hermosa,
dulce, alegre, simpática y al mismo tiempo aguerrida, aventurera,
impetuosa y por supuesto poderosa, no habia quien rivalizara con ella,
salvó al mundo de Céfiro en varias ocasiones, llegó
a ser incluso El Pilar. Al cabo de algunos años su fuerza y voluntad
decayó considerablemente, siendo suplida por Esmeralda hija de la
Reyna en sus funciones de El Pilar. Despues de eso, fue destinada a labores
secundarias y finalmente fuera del gobierno de Céfiro. Las personas
olvidan fácil y rapidamente, nadie le agradeció nada. Su
nobleza y buena voluntad se transformó, sin aparente causa, hasta
el grado de atacar a la Princesa, de intentar derrocarla y nueva
cuenta tomar ser El Pilar. Pero Zagato se interpusó en sus planes
y la derrotó. Fué implacable con ella, la condenó
al peor de los castigos: el olvido eterno. Un dia antes el fué testigo
de como Nova la volvió a la vida y le encomendó esta misión.
Sin embargo, tenía la sospecha de que en la mente de Zagato había
algo más. No era coicidencia que Las Legendarias Guerreras Mágicas
del Mundo Místico estuvieran tambien aqui. Imadia llegó a
ser la persona más poderosa de Céfiro y no habia nada que
le evitara volver a serlo. Zagato estaba jugando una carta muy peligrosa
¿A que se arriesgaba?, era algo que tenia que averiguar.
Lucy observó como Nikona a plena carrera se introdujo a unos arbustos,
desapareciendo de su vista, ella corrió apresuradamente tratando
de alcanzarla, Marina y Anais detuvieron su carrera y algo cansadas se
apoyaron en el tronco de un vetusto arbol. Lucy se inclinó para
apartar los arbustos con ambas manos y asi poder observar mejor hacia donde
habia corrido Nikona.
—Es muy peligroso andar por éste bosque—Dijo una voz, las tres respingaron
del susto y voltearon la cabeza, vieron a un hombre con un extraño
atuendo, se parecia un poco al de Guruclef aunque el doble de grande.
—¡Que susto! Crei que era otra bestia—Exclamó Marina.
—¿Como llegó aqui? Este es un lugar muy peligroso—Dijo a
su vez Anais.
—Es lo que acabo de decir—Respondió el extraño, al tiempo
que hacia su capa a un lado de modo que las tres chicas pudieran observar
su espada.
—Veo que eres un espadachin—Dijo Lucy.
—Si, y trabajo para Zagato.—Al escuchar ese nombre, las tres de inmediato
sacaron sus espadas y tomaron una actitud defensiva.
—Descuiden, no vengo a pelear.—Dijo el extraño.
—¿Y por que habriamos de creerte? Hasta ahora la gente de Zagato
solo ha tratado de matarnos.
—Seria muy imbecil hacerlo, con toda seguridad ustedes me vencerian.—Camino
un poco mientras hablaba, fue hacia un arbol y tomó asiento a un
costado de él
—Eso es cierto—Dijo Lucy, que siguió el movimiento del extraño
con su espada al frente.
—Como sabrán, la magia en éste bosque no funciona, por lo
que nuestra conversación es totalmente privada, no hay ningunos
oidos mágicos por aqui escuchandonos. Es el lugar perfecto para
proponerles algo ¿Estan dispuestas a escucharme?—Las tres lo miraron
en silencio, luego se miraron entre ellas, finalmente Marina habló:
—Está bien, pero si tratas de hacer algo...
—No lo haré.—Dijo secamente, las tres guardaron sus espadas, se
reunieron a unos 15 metros del extraño y se sentaron. A él,
al parecer no le importó esta actitud de poca confianza.
—¿Que es lo que tienes que decir?—Preguntó Lucy.
—Cerca de...—Al empezar a hablar, Anais lo imterrumpió.
—¡Un momento! Primero debemos presentarnos si no sería una
falta de educación—Se incopororó y se inclinó
un poco al momento que decía:
—Me llamo Anais, es un gusto conocerlo—Lucy tambien se levantó,
Marina solo agacho la cabeza.
—¡Tienes razón! Yo soy Lucy, es todo un gusto—Marina continuó
sentada, Lucy y Anais la levantaron de la ropa.
—Marina, no hagas pensar que somos maleducadas
—Esta bien—Dijo arrugando la frente—Yo soy Marina y no es un gusto conocerlo.
—¡Marina!
—Yo soy Alcador—Dijo el extraño incorporandose y muy solemnemente
se inclinó. Todos se sentaron de nuevo, Alcador continuó
hablando:
—Como decia, cerca de aqui hay un extraño cristal negro, ustedes
saben que es y cual es su extraño poder. El asunto es que Zagato
envió a una guerrera muy poderosa a obtener el cristal, si averigua
la fuente de su poder, podrá controlar la magia de otros, inhibirla...
—¿Que es inhibirla...?—Interrumpió Marina. Anais explicó:
—Quitar, desposeer
—Lo siento, solo queria saber..—Se disculpó Marina y Alcador continuó.
—Las derrotaria muy fácilmente, si las despoja de su magia.
—¿Por que nos dices todo esto? ¿Acaso estas traicionando
a Zagato?—Preguntó Lucy.
—No exactamente. El problema no son ustedes, ni Zagato. El problema es
la persona que envió. Deben detenerla.
—Corroboraremos tu historia...—Dijo Anais.
—Como quieran, pero les dije la verdad. Andaré por aqui.
—¡Espera!—Le gritó Lucy, pero Alcador se fué dejandolas
solas.
—¿Crees que dio la verdad?—Preguntó Lucy.
—No lo sé...es muy extraño, sin embargo lo noté muy
sincero.—Dijo Anais.
—¡Para ti todo son sinceros!—Exclamó Marina—De seguro es una
trampa, no existe esa persona que dijo que Zagato había
enviado, ya veran que...—Una voz la interrumpió.
—Vaya, vaya, miren que tenemos aqui—De nueva cuenta las chicas voltearon,
solo que esta vez eran 8 personas, una mujer entre ellos.
—¿Ahora que?—Dijo Marina, Imadia las observaba atentamente en silencio.
—Sucede que tuvieron la mala suerte de toparse con nosotros, ahora nos
divertiremos— Exclamó Gairok riendo, sus secuaces lo secundaron
con carcajadas.
—¡Silencio!—gritó Imadia y dió unos pasos acercandose
a las chicas. Luego preguntó:
—¿Ustedes son Guerreras Magicas?
—Si—Contestó Lucy.
—¿Del mundo Místico?
—Si, de Tokyo para ser precisas.
—Increible, nunca creí volver a ver otra Guerrera mágica..
—¿Otra?—Preguntó desconcertada Anais.
—Creyeron que eran las únicas, ja, ja—Rió— han habido otras,
ahora mismo frente a ustedes tienen a una.
—¿Una Guerrera Mágica?—Exclamaron las tres en el último
grado de la sorpresa y el desconcierto.
—Exactamente—Expresó Imadia y sonrió, las cosas estaban mejorando,
oh si, estaban mucho mejor.
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