Una Lágrima en la Oscuridad
por el Gnomo del Pergamino.
Capitulo 9.- Una influencia maligna.
Imadia despertó
al escuchar un ligero ruido de hojas secas rompiendose, levantó
la cabeza y observó a su hato de idiotas dormidos todos ellos acostados
y desparramados por doquier. Ellos no habían provocado el ruido.
Se levantó y observó la espesura del follaje del bosque,
estaba anocheciendo, asi que la oscuridad dificultaba la visión
y la tenue luz de la fogata no era suficiente. Era imposible ver algo.
A menos que quien fuera diera la cara...y asi fué. El "espia" salió
hacia el claro. Imadia no reconoció quien era. Pero al parecer él
si la conocia.
—Imadia, me
descubriste—Dijo el desconocido.
—¿Quien
rayos eres? arriesgas tu pellejo, te puedo matar por tu atrevimiento.
—¿Que
tienes en mente respecto al cristal?—Le preguntó bruscamente el
extraño sin contestar a su pregunta.
—¿Que...?—Expresó
Imadia sorprendida.
—¿Porque
enviaste a las Guerreras Mágicas contra el cristal?
—Ah, es eso,
veo que eres un espadachin de palacio, reconozco esas ropas, ¿estas
de parte de Esmeralda? ó ¿tal vez de Zagato?
—Me llamo
Alcador, estoy de parte de Zagato y no has respondido a mi pregunta.
—Somos del
mismo bando ¿porque discutir...?.
—Se cual es
tu misión, asi que no me vengas con tonterias.
—Zagato te
envió para supervisarme. No esperaba menos de él.
—Estas equivocada,
Zagato no me envió, estoy por mi cuenta.
—En ese caso...—Imadia
se dirigió hacia Gairok que continuaba durmiendo, le dio una fuerte
patada en el estomago haciendolo saltar—¡Despierta inútil!
—¡Estoy
despierto! ¿Q-que pasa?
—Tenias que
vigilar, ves a ese tipo, llegó sin que nadie se diera cuenta, ahora
tendrás que encargate de él...
—Bien...—Gairok
bufó, no le agradaba pelear justo despues de una siesta, pero eran
ordenes directas de Imadia, así que no le quedo mas remedio que
obedecer...
—No hagas
esto Imadia—Dijo Alcador, el sabia el resultado de la pelea e Imadia tambien
lo sabia. Gairok mandó a los proscritos por delante, eran seis así
que supuso que no tendrían ningun problema. Estaba equivocado. Su
rostro se convirtió en una mueca cuando los vio volar en decenas
de pedazos a los que fueron sus compañeros de mazmorra por muchos
años y el extraño ni se despeinó.
—Lo suponía—expresó
Imadia—Sí trabajas para Zagato.—Gairok estaba muerto del miedo,
aún Imadia no le ordenaba que no lo atacara. Y si el extraño
trabajaba para Zagato, el no tenia oportunidad alguna. Pero respiró
aliviado cuando Imadia le hizo una seña, indicandole que retrocediera.
—Me sorprende
tu crueldad, quien diria que tu fuiste una Guerrera Mágica.
—Asi que lo
sabes.
—Cuando era
niño te admiraba.
—¡Tonterias!,
dime que haces aqui.
—Es curioso
que te enojes al decirte que te admiraba.
—¡Ya
basta! respondeme o te mató.
—Te lo diré,
pero no por tus amenazas, yo no tengo miedo a morir, lo hare por el respeto
que te tengo, ademas no me importa que lo sepas.
—¡Habla!
—No se si
lo que hace Zagato sea lo correcto, yo le soy leal ya que el me salvó
la vida, al igual que tu lo hiciste, tal vez no lo recuerdes, si no fuera
por ustedes dos, yo no estaria hoy aqui, asi que les debo ésto.
—No entiendo.
—Es posible,
tu mente está deformada, no te permite pensar con claridad.
—¡Mi
mente está perfectamente!, y ya me estas colmando la paciencia.
—Te volviste
a enojar, pensandolo bien aún no te diré lo que planeo hacer.
—Ya no me
importa, porque en este momento te mataré.
—No, no lo
harás.
—¿Que..?
—Ya lo hubieras
hecho, desde el instante en que me descubriste—Alcador dió media
vuelta y se alejó, gairok se acercó a Imadia, sumamente sorprendido
por que ella jamás dejaba ir a nadie. A excepción de las
Guerreras unos minutos antes.
—¿Porque
lo dejaste ir? ¿es algun plan?—Le preguntó a Imadia, Alcador
ya se había perdido en el bosque.
—No, solo
recordé... no tiene importancia. Las Guerreras ya deben haber llegado
a donde está el cristal, esperaremos un poco más—Gairok se
encogió de hombros, Imadia estaba muy extraña, tal vez se
estaba ablandando, si ese era el caso entonces el aprovecharia y tal vez...un
pensamiento malévolo cruzó por su mente...
Marina saltó
a un costado del camino, mientras Anais partía en dos con su espada
a la bestia. Lucy a pocos metros de ahí, observaba la escena.
—¡Esto
es ridículo!—Exclamó Marina—¡Hemos encontrado más
monstruos que la última vez!—Lucy volteó hacia el sendero.
Estaba por completo cubierto de cadaveres de bestias y luego observó
su propia ropa, la tenia sucia y manchada de sangre. Tampoco Marina y Anais
lucian muy bien que digamos.
—¿Donde
está Nikona?
—No sé,
la perdí de vista—Contestó Anais—Pero ya sabes que desaparece
cuando hay peligro.
—Pero ahorita
en todo momento hay peligro—Opinó Marina—Así que supongo
que no la veremos en largo rato.
—Lástima,
queria que nos cambiara de ropa, la que traemos está hecha un desastre.
—Tienes razón
Lucy, y Anais no puede usar su magia para arreglarla—Expresó Marina.
—Bueno, si
hemos soportado monstruos y otros peligros, no veo porque no podamos aguantar
unas horas más esta ropa—Dijo Anais y tenia razón.
—Disculpenme
por quejarme, pero es que de pronto me sentí sucia y...un momento,
¡No es por la ropa!—Exclamó Lucy.
—Ahora que
lo dices yo tambien tengo esa sensación, ¡ya lo recuerdo!
eso mismo sentí cuando nos encontramos con el cristal negro—Dijo
Anais, Marina estaba pensativa.
—Entonces
debemos estar cerca de ese cristal, tu fuiste la que te acercaste más,
¿no se te hace hace extraña esta sensación?—Le preguntó
Lucy
—No me acerqué
mucho, cuando Paris lo hizo se empezó a convertir en un Monstruo
y yo como desde 100 metros de distancia le di con una flecha.
—Quiere decir
que estamos más cerca de 100 metros.
—No, porque
ya nos hubieramos convertido en bestias...
—Tal vez el
no lo quiera así...—Interrumpió Marina, la forma en que lo
dijo fué muy extraña.
—Marina ¿te
sucede algo?—le pregunto Lucy un poco preocupada.
—¿Como
que con él? ¿te refieres a alguien en particular?—Le preguntó
Anais. Marina no respondió ninguna de las dos preguntas, se dió
la media vuelta mientras decia:
—Vamonos de
aqui, despacio, muy despacio—Lucy y Anais la siguieron, bastante desconcertadas.
Avanzaron un corto trecho, esquivando las bestias que yacian muertas en
el suelo, entonces Marina se detuvo.
—¡Marina!
¿que sucede?
—Estabamos
muy cerca de ese cristal, muy cerca, ésta vez no está en
campo abierto, creo que aprendió la lección, debe ser
un claro muy pequeño y bastante oculto.
—Sigo sin
entender—Dijo Lucy.
—Estabamos
a su alcance, al alcance de su maligno poder.—Dijo marina.
—Pero, ¿porque
no nos convertimos? ademas ¿como sabes tu todo eso?—Preguntó
Lucy.
—Entré
en sus pensamientos, no me preguntes como lo hice porque no lo sé,
tal vez el me dejó entrar, o tal vez es una habilidad que no sabía
que tenía.
—¿Quieres
decir que el cristal negro es un ser pensante?—Preguntó anais.
—No lo sé,
todo sucedió tan rápido, fué muy extraño.
—Tranquilizate
Marina, debió haber sido horrible.
—No se que
planeaba ese cristal, pero nos salvamos por un pelo.
—¿y
ahora que hacemos? No podemos acercarnos.
—Tengo una
idea—Dijo Marina, sus ojos le brillaron, Anais y Lucy se dieron cuenta.
—¿Que
planeas? ¿no estaras pensando en...?—Le dijo Lucy.
—Exactamente
eso...—Respondió Marina muy tranquila.
Alcador siguió
el rastro dejado por las chicas, un rastro de lo más visible, entonces
a lo lejos las observó, vió que se separaron, la chica de
azul se alejó mientras las otras dos permanecieron ahí. ¿Porque
se separaban? quizá la virtud más poderosa de las Guerreras
Mágicas era que permanecían unidas. Pronto llegó con
ellas.
—Hola alcador,
volvemos a encontrarnos—lo saludó Anais, él bastante agitado
por la carrera que se aventó, contestó:
—¿a
donde va? —Refiriendose a marina—hay bestias por todos lados, es peligroso
que ande sola.
—Lo sabemos—Dijo
Lucy—pero no hay más remedio.
—¿A
que se refieren?—Dijo alcador, mientras se inclina tratando de tomar aire.
—En realidad
quienes corremos peligro somos nosotras si nos acercamos—Explico Anais.
—Es por el
cristal negro—Concluyó Lucy.
—¡Son
unas tontas!—Exclamó de pronto Alcador, tanto Lucy como Anais se
sorprendieron.
—¿por
que dices eso?
—Ustedes deben
de estar unidas, ¿o no son amigas?, no importa el peligro que corran,
si se protegen unas a otras estaran bien, deben de confiar en el poder
de su amistad...
—Yo...Anais...¿que
nos está pasando?—Preguntó Lucy muy desconcertada, Anais
estaba igual.
—El cristal
negro ya las afectó, y no se dieron cuenta, ahora ya no hay remedio,
lo único que les resta por hacer es destruirlo, sólo con
eso volverán a la normalidad, y les sugiero que de inmediato vayan
a auxiliar a su amiga, corre un grave peligro, quien sabe como la haya
afectado el cristal a ella.
—¿Tu
que haras?
—Tampoco se
como me afecte el cristal a mi, por lo que me tendré que quedar
aqui, pero en caso absolutamente necesario me acercaré, no se preocupen
por mi, estoy preparado para todo.
—Vamonos—Dijo
Lucy y Anais asintió. Ambas se alejaron, ante la mirada preocupada
de Alcador.
—¡Cuidense!—Les
gritó, era todo lo que podía hacer.
Imadia ordenó
a Gairok que juntara lo mas indispensable de las mochilas de los proscritos,
ellos habían estado cargando todo: Comida, agua, mantas, etc; Ahora
le tocaba a Gairok.
—Vamonos antes
de que éste lugar empieze a apestar, ademas el olor a sangre atraera
a muchas bestias y no estoy de humor para pelear.—Dijo Imadia, Gairok refunfuñó,
se preguntaba si tan sólo lo dejaba vivir para que cargara todo.
—¿A
donde vamos?
—Con la Guerreras,
iba a dejar pasar un poco más de tiempo, pero nos adelantaremos.
—Como digas—Ambos
se alejaron de ahí.
Marina salió
al pequeño claro donde se encontraba el cristal negro, a su alrededor
había bastantes bestias, y extrañamente ninguna de ellas
hizo el menor intento por atacarla a pesar de que si la vieron. Ella empezó
a caminar hacia el cristal y los monstruos le abrieron paso. El aspecto
físico de marina no había cambiado, tan solo porque lucía
sucia y desarreglada, su normalmente brilloso y sedoso cabello azul, se
mostraba opaco y seco. Llegó a unos 10 metros del cristal y levantó
la vista para observarlo. El intenso negro de su superficie parecia absorber
la luz y algunas chispas surgian de vez en cuando. Una oscura neblina lo
rodeaba.
Y el
cristal negro habló, no con la voz, sino enfocandose directamente
a la mente de Marina.
—"Eres inmune
a mi poder, ¿por que?"
—"No del todo,
lograste afectarme, la diferencia es que yo me di cuenta, eso es todo"
—"¿por
que te acercaste?"
—"Tu mente
es extraña, no se como llegué a ella, tal vea tu lo deseabas"
—"No es así.
Ninguna de las bestias te ataca, deberian hacerlo, su misión es
protegerme a toda costa"—Marina miró a su alrededor, las bestias
guardaban una cierta distancia.
—"Tal vez
tu poder esté disminuyendo"
—"Es imposible,
a menos que..."
—"¿A
menos que...?"
El cristal
no respondió, algo no estaba saliendo como lo había planeado,
y tenia la ligera sospecha de que era, por lo que estaba en peligro, tenia
que hacer algo y rápido. Y ante él tenia la solución.
Notas del autor.-
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No se que poner, creo que mi única
neurona se puso en huelga, y es que en estos dias la he hecho trabajar
mucho, bueno ni hablar, la tendré que contentar, pero ¿Como
se puede contentar a una neurona gastada, caprichosa, tonta y muy terca?,
mhhh, creo que tendré que preguntarle a ella misma.
¡un
momento! pero si la mendiga neurona está en huelga entonces no me
responderá, y si es así, entonces como sabre como contentarla,
¡¡¡Que problema!!!! ¿¿¿¿¡¡¡QUE
HAGO!!!???? ¡¡¡¡¡¡AUXILIO!!!!!!!
Notas de una lectora.-
Creo que a
mi hermano se le zafó un tornillo le dije que ya no escribiera tantos
fanfics pero no hace caso, ahi esta de terco escribe y escribe, afortunadamente
mis neuronas (yo si tengo muchas) no están en huelga, les voy a
preguntar como solucionar su problema........
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