Capítulo III

Más Problemas.

 

Geo y Zaz se encontraban en las afueras de una de las ciudades más grandes de Autosam.

 

 

 

 

La conversación fue interrumpida por una alarma proveniente de la ciudad, Geo y Zaz subieron a sus deslisadores y se marcharon.

En Céfiro Gurú Clef mostraba a todos una transmisión proveniente de Fahren en la cual una figura no muy definida pedía ayuda para salvar a la princesa Aska. Presea opino:

 

 

 

Paris miraba a la joven, ella asintió con una sonrisa en los labios. Lucy se percato de que Gurú Clef se había molestado por el ofrecimiento de Paris, todos se disponían a abandonar el cuarto cuando recibieron otra petición de ayuda por parte de Autosam.

 

- Gurú Clef, necesitamos de su ayuda, una ciudad a sido puesta bajo un raro poder mágico, la gente pelea y se hiere sin razón aparente.-

 

 

Geo no se alegro mucho al saber a quien mandarían para ayudarle pero tubo que resignarse.

Más tarde Gurú Clef llamo a Paris a su habitación.

 

-¿Qué ocurre?-

 

 

Paris se exalto siendo de espíritu rebelde no le gustaba recibir ordenes, su vida despreocupada de antaño y la gran libertad de la que gozaba en aquellos días no lo preparaban para ser el futuro gobernante de Céfiro, eso no le agradaba a Gurú Clef que debía prepararlo para que estuviera listo lo más pronto posible para asumir el trono de Céfiro.

 

 

-¿Entonces?-

 

-¡Clef yo iré a Fahren!, con o sin tu aprobación, ¡yo no pedí tanta responsabilidad no la deseo!....si ya se lo que me vas a decir que piense en mi hermana, ¡nunca dejo de pensar en ella!, en cuanto amaba un planeta que no pudo disfrutar, encerrada en este lugar rezando por el bienestar del planeta, eso es lo que Lucy cambio ¡y yo no pienso convertirme en un prisionero de este castillo!, ¡así que me marchare a Fahren y tu no podrás hacer nada para impedirlo!-

 

-¡Paris no puedes escapar a tu destino!-

 

Paris no escucho las ultimas palabras de Clef porque ya había salido de la habitación dando un portazo, Presea había escuchado todo y observaba al próximo rey de Céfiro recargado en la puerta.

- Te sientes bien-

 

- Yo no quería tener este enfrentamiento con Gurú Clef pero...-

 

Paris guardo silencio, jamas confesaba sus verdaderos sentimientos, pero Presea lo intuyo.

 

 

"Responsabilidad" palabra que en el ultimo año, Paris había aprendido a detestar.

 

Latis y Lucy partieron a Autosam, y a pesar de la oposición de Clef, Anais y Paris marcharon a Fahren. Antes de que se fueran Presea les entrego un aparato, a las dos parejas, que todavía estaban perfeccionando, combinaba la magia y la tecnología para transportarse rápidamente a cualquier lugar, así no harían un viaje tan largo y podrían regresar a Céfiro si había problemas.

 

En Ziceta las cosa no marchaban bien, Ascot estaba apunto de volverse loco, pasaba las noches en vela recordando todo aquello que le lastimaba el corazón, se decía así mismo que ese dolor amargo que sentía era poco castigo para el crimen que había cometido, tampoco comía y cada día se ponía más delgado y demacrado. Caldina y Ráfaga estaban muy preocupados por él. Y Marina no mejoraba, Tata y Tatra habían hecho todo lo que podían, pero la joven no había vuelto a abrir los ojos.

 

- ¿Pero como una chica tan joven y con tantos motivos para vivir puede desear la muerte?-

Las princesas de Ziceta se equivocaban, Marina no deseaba morir. La pelea con Ascot había removido un viejo secreto que por mucho tiempo había guardado sin saberlo y mientras su cuerpo permanecía inerte su corazón, su alma y su mente trabajaban a gran velocidad para que todo su ser estuviera preparado para vivir el futuro que le esperaba, en pocas palabras Marina maduraba dentro de sí misma como una mariposa en su capullo.

 

 

 

- Algún día lo sabrás, por ahora vine a darte un consejo, confía más en ti misma, en tu corazón y deja de actuar impulsada por ese vanidoso orgullo que no te sirve de nada, ese orgullo tras del cual ocultas tu inseguridad y tu miedo.-

 

 

 

Marina abrió los ojos y pudo contemplar el sol entrar por las ventanas, se encontraba en una litera cubierta de vaporosos velos, al lado había una silla lujosamente adornada con pedrería al igual que el tocador y los otros muebles de la habitación, la ventana tenía una hermosa vista daba a un cálida jungla donde podían verse varios elefantes de marfil alrededor de un lago. La habitación que la habían designado era la mejor del castillo de Ziceta, mientras ella dormía la ciudad Hindi había sido reconstruida. Ascot había pasado día y noche en esa labor, trataba de concentrarse completamente en ello pero las ultimas palabras de Marina resonaban en su cabeza, él ya sabía que el corazón de la chica pertenecía a otra persona pero escucharlo de su propia voz le dolía como si le clavaran un puñal en el corazón.

Caldina entro a la habitación como diariamente lo hacia para acompañar y hablarle a Marina. Ella estaba segura de que la escuchaba.

 

-¿Cómo te sientes el día de hoy?-

 

Caldina se llevo una gran sorpresa cuando Marina le contesto débilmente:

 

 

-¡Despertaste! ¡Estabamos tan preocupados por ti, pero al fin has despertado!.-

 

- ¿Por qué? ¿Qué fue lo que me ocurrió?-

 

 

Marina comenzó a hacer memoria, las imágenes llegaban a su mente como fantasmas, al principio no eran muy claras pero pronto revivió cada instante de la difícil batalla que había librado.

 

verdad.-

 

 

 

 

Caldina fue interrumpida por la emocionada voz de la chica del mundo místico, esa chica que había dejado de ser una niña caprichosa y orgullosa para convertirse en una joven de nobles sentimientos.

 

 

 

Marina se puso de pie para poder mirar por la ventana del cuarto, llevaba tan solo un delicado camisón casi transparente sobre sí, su delgada figura que había ido adquirido formas de mujer en aquel año transcurrido, podía observarse perfectamente a través de la delicada tela. Una pequeña ráfaga de viento entro por la ventana moviendo los largos cabellos de Marina junto con su camisón, un rayo de sol ilumino su rostro que sonreía con la alegría de estar viva, Ascot la observaba desde la puerta, Caldina y Marina no se habían dado cuenta que llevaba mucho tiempo ahí parado, con una flor en la mano. Había escuchado casi toda su conversación, Ascot estaba petrificado, esperaba que Marina reaccionara de una manera mucho más cruel para con él y en cambio se encontraba con la calidez del corazón de la chica que no solo lo perdonaba si no que se entristecía por no poder amarlo. Eso era lo mejor que le había ocurrido últimamente al joven mago. Impulsivamente corrió a abrazar a la chica, los dos cayeron al suelo ante los sorprendidos ojos de Caldina.

 

Adiós para siempre Marina.-

 

Cuando Ascot se incorporo, Caldina pudo ver en su rostro las huellas que habían dejado las lagrimas en sus ojos, aunque él trataba de ocultarlas. Ascot corrió para no darle tiempo a nadie de detenerlo.

Marina inmóvil en el piso no sabía como reaccionar, las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, el suceso la había alterado mucho.

 

 

Su suplica no fue escuchada por el joven mago que ya había desaparecido por el corredor. Así fue mejor, inconscientemente ella lo sabía pero también sabía que había perdido, para siempre, a su mejor amigo.

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