Página Principal

Juegos
Gameboy
Pokémon Blue & Red

Pokémon Yellow

Pokémon Green

Pokémon Silver & Gold

Pokémon Pinball

Pokémon Card Game

GOGO Monsters!

Nintendo 64
Pokémon Snap
Pokémon Stadium

Pikachu Genki Dechu

Super Smash Bro
s.
Otros
Pocket Pikachu 
Pocket Pikachu Color

Pokedex

Información
ActualizacionesNUEVO
Historia  
Noticias
Animé 
Japón

Manga
Peliculas
NUEVO  
Homenaje a Gumpei Yokoi
¿Porqué sacaron la serie?
Medios
Satoshi Tajiri: el creador
Polémica

Extra!
Musica CERRADO  
Galerías
NUEVO
ROMS 
Pokemon Top 10
Enlaces
NUEVO
Rankings
Awards



¡PE! fue diseñada por
Pablo García

¡Pokemon en Español!
está asociado con:

In Association with Amazon.com


 

 Ya hacía bastante que quería escribir algo sobre la polémica que desata y desató la serie. Entoncés aproveché que salió una nota sobre el tema en la revista "Times" para comentarla y dar mis opiniones al respecto

POKÉMON: COMO CONVERTIR INSECTOS EN MIL MILLONES DE DÓLARES
Yo creo que todo el mundo debe haberse "rasgado las vestiduras" cuando en 1997 se dió a conocer en todos los rincones del planeta que más de 700 niños habían sido internados por epilepsia causada por un dibujito animado basado en un videojuego de Nintendo.
Todo pasó, la gente siguió haciendo su vida, hasta que un día la serie, el videojuego y todos sus productos derivados invadieron occidente.
Cuando Nintendo lanzó el juego a fines del 98', tenía planeada una estrategia que podría ser explicada así: videojuego + serie de tv = $$$. Pero nunca imaginó que iba a convertirse en un mercado de mil millones de dólares.
Vamos a hablar de los hechos cronológicamente. Primero tenemos el videojuego. Este es para la consola Nintendo Gameboy y consiste en capturar estos pokémons, entrenarlos, ir ganando experiencia y mascotas y convertirse en el entrenador supremo. Aparentemente todo va bien hasta ahora, no? El juego fue prohibido en miles de escuelas de EE.UU. ya que los chicos aprovechaban los recreos para intercambiar pokémons entre gameboys y no comían ni descansaban.
Segundo, la serie. Desde mi punto de vista, esta es la fortaleza de la franquicia. Los pokémons en el juego no tienen personalidad (quien dice que ama a pikachu sólo por cómo es en el juego miente) y son todos más o menos lo mismo. En cambio, en la TV, hay buenos, malos, divertidos, graciosos, aburridos, inquietos e inteligentes. Pikachu cautiva a los chicos por ser un amigo inseparable de Ash (el personaje principal) y por ser muy simpático. Los chicos pueden sentir cariño por él o por cualquiera de los pokémons. Entonces quieren tener un pikachu, y ahí comienza la tormenta del consumo que no termina nunca. "Gotta Catch'em all" o "tienes que atraparlos a todos" es el lema de Pokémon que incita a tenerlos a  todos, y en consecuencia a todos los productos relacionados con el dibujo.
Tercero, el juego de cartas. Este es el que desato más polémica en el país del norte. Podés tener los 150 en el juego, podés tener los 150 muñequitos, pero...¿Consiguirás las 150 o más cartas de pokémon?
El juego está basado en el popular "Magic: the Gathering" juego de combate de cartas. Uno compra un mazo base y tiene que seguir comprando sobre que incluyen cartas al azar. Los chicos, no entienden que pueden no tener ninguna carta buena en un sobre y se frutran incitando a los padres a comprárles más sobres. Pero esto no termina allí. Según la revista times "Un chico de 6 años entró a un sitio de pokemon e imprimió las cartas que luego intercambio con sus amigos." Otra situación ya va al extremo de lo ridículo "Un chico de 9 años acuchilló a otro más grande en una disputa por las cartas."
"Los chicos que no tienen cartas se sienten afuera del grupo"
Además se inició una acción legal, reclamando que las cartas son "una forma ilegal de juego" (???)

Conclusión del tema...:

a_ Pokémon mueve mucha plata, y eso nadie lo puede detener.
b_ Satoshi Tajiri, quien se basó en insectos para crearlos, tiene mucha inventiva y un futuro monetariamente asegurado.
c_ Los padres deberían aprovechar pokémon para acercarse a sus hijos en vez de ponerse en contra, pero siempre acordando límites

Pablo A. García